La música energica y emotiva capturada en el EP debut de Piers Thibault, Ire, es la culminación
de un viaje musical que dura toda una vida. Nacido en la región francesa de Normandía, Thibault
se mudó a Houston, Texas con sus padres a una edad temprana, y sus cinco años allí dejaron una
huella cultural en su desarrollo. “La huella de la cultura estadounidense en mí proviene de esa
época”, dice. “Fue entonces cuando me di cuenta de lo creativo que era en realidad”.
Tomó la decisión de abandonar la escuela a los 17 años y se dirigió a París, donde comenzó su
propia residencia en un club nocturno. Con el tiempo, Thibault comenzó a dirigirse hacia la música
experimental, un área que siempre ha estado cercana al mundo de la electrónica y la danza.
“Quería probar cosas nuevas; era más una necesidad que una curiosidad. Me di cuenta de que
necesitaba la música. Después de un breve coqueteo como parte de un dúo de DJ, Thibault ingresó
al mundo de la ilustración de sonido para programas de televisión y anuncios, lo que le permitió
ejercitar su músculo musical durante más de una década mientras se ganaba la vida.
“Me pagaban por probar cosas nuevas, lo que me parecía una locura”, explica, pero ese trabajo
también tenía sus desventajas. “Fue lo mejor y lo peor que me pasó en mi carrera, porque durante
diez años crecí como un artista que sabía responder rápidamente a cualquier encargo creativo”, explica.
“Pero al poder hacer cualquier cosa, pierdes el sentido de lo que quieres: lo que la música realmente
significa para ti personalmente”. Esta comprensión llevó a Thibault a retomar el camino del
descubrimiento artístico que lo llevó a realizar Ire. “Fue una gran lucha para mí admitir que
quería hacer música en lugar de ganarme la vida”, razona. “La música que estaba haciendo
no satisfacía mis propias necesidades como ser humano”. Ahora que ha encontrado un nuevo equilibrio,
el futuro sin duda le depara cosas brillantes para su continuo viaje.